-Juzgar a la luz del Evangelio-

1.En Europa es preciso incrementar la solidaridad si queremos evitar que unos países vayan bien y otros se hundan. Lo lograremos con el entendimiento y colaboración de todos.

 2.Algunos pueden pensar que no hay salida. La conciencia ciudadana de hoy repudia todo intento de dominación basado en la desigualdad.

Todos , y en especial los economistas, debieran contar con este principio: “La libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos  iguales e inalienables de la familia humana” (Declaración Universal de los Derechos Humanos).     

3.El respeto total a la persona humana queda esculpido en esta norma universal primera: “Todo ser humano debe recibir un trato humano”. De esta norma derivan otros cuatro principios: 1. Respetar la vida. 2.Practicar la justicia 3. Ser honrado y veraz. 4. Amar y respetar a los otros.

4. Un clamor de indignación universal rechaza el capitalismo. La vida de todos  vale lo mismo y nos une para repudiar toda injusticia.

5. Jesús de Nazaret,  anuncia un nuevo proyecto de convivencia que asume, realza y plenifica los valores de la igualdad,  la justicia y la fraternidad.

6. Jesús de Nazaret establece  para este nuevo proyecto un principio activo primordial: “Sed compasivos  como vuestro Padre celestial es compasivo”.Y unidos a él, le acompañan lo siguientes: 1. Lo hecho a los más necesitados, a mi me lo hicisteis. 2. Prójimo mío es quien se presenta ante mí como necesitado. 3. Los últimos serán los primeros.

7. La solución a la quiebra de un proyecto humano de convivencia, brota del amor y la compasión, que implican cuatro actitudes fudamentales: -No servir al dios dinero. -Estar unidos a los que más sufren. -Defender lo común.  -Actuar con compasión y ternura.

8. La situación actual no está perdida. Desde un sentido ético y universal y desde el mensaje primordial de las religiones y el Evangelio, podemos hacer efectivas unas formas de vida socialmente  igualitarias y fraternas, con el don consiguiente  de la paz.